Las plagas son organismos vivos que dañan a plantas, cultivos, medios naturales, casas y otras estructuras, y que también pueden tener un impacto negativo en la salud del ser humano y de los animales. Las plagas pueden transmitir enfermedades o simplemente suponer una molestia. Las plagas pueden ser de plantas (malas hierbas), vertebrados (pájaros, roedores u otros mamíferos), invertebrados (insectos, garrapatas, ácaros o caracoles), nematodos o patógenos (bacterias, virus y hongos) que causan enfermedades, así como otros organismos indeseables que pueden dañar la calidad del agua, la vida animal y otras partes del ecosistema.

¿Qué es una plaga?

La definición del término es tan amplia que frecuentemente se superpone con la de parásito, mala hierba, planta o patógenos y parásitos de animales. Algunos organismos pueden ser considerados una plaga en determinadas circunstancias, pero beneficiosos, domesticados o aceptables en otras. Anteriormente, el término únicamente se utilizaba para animales que causaban daños, llegando a causar que algunas personas entendiesen como “insecticida” el término genérico “pesticida”. En estos artículos realizamos una distinción entre plagas y enfermedades, considerando plagas a animales o insectos, y enfermedades a hongos, bacterias y virus (patógenos).

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) define el Control Integrado de Plagas (CIP) como “la cuidada consideración de todas las técnicas de control de pagas existentes y la subsecuente integración de las medidas adecuadas para evitar el desarrollo de las poblaciones de plagas, manteniendo el uso de pesticidas y otras técnicas en niveles económicamente justificados y reduciendo o minimizando los riesgos para la salud humana y el ecosistema. El CIP hace hincapié en el desarrollo de cosechas saludables con la menor interferencia posible en el ecosistema agrario, y promueve mecanismos naturales de control de plagas”.

El Control Integrado de Plagas es un proceso de control de plagas (malas hierbas, enfermedades, insectos y otros) en el que las plagas son identificadas, los umbrales de acción son considerados y todas las posibilidades de control son tenidas en cuenta y evaluadas. Principios preventivos y estrategias proactivas o de prevención son elementos esenciales del programa del CIP, con el fin de evitar tener que llevar a cabo accio nes más agresivas (como la aplicación de químicos) para solucionar el problema. En otras palabras: más vale prevenir que curar.

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Control Integrado de Plagas (CIP)
Las Coccinellidae, también conocidas como mariquitas, son insectos beneficiosos que pueden llegar naturalmente a la cosecha, pero que también son criados y comercializados para la protección de las cosechas.

La forma más efectiva de controlar las plagas a largo plazo es la combinación de métodos que funcionan mejor juntos que por separado. Las estrategias para el control de plagas se suelen encontrar agrupadas en las siguientes categorías:

Control cultural

El control cultural de plagas engloba un conjunto de prácticas que reducen el establecimiento, la reproducción, la dispersión y la supervivencia de las plagas. Por ejemplo, un cambio en los métodos de riego puede evitar problemas, ya que una cantidad excesiva de agua puede provocar enfermedades en las raíces y generar malas hierbas.

Controles físicos y mecánicos

Este tipo de controles acaban directamente con la plaga o hacen que el medio se vuelva un lugar indeseable para ellas. Las trampas para roedores son un ejemplo de control mecánico. Los controles físicos incluyen el uso de abonos para el control de las malas hierbas, la esterilización por vapor del medio para evitar enfermedades, o la aplicación de barreras, como pueden ser unas pantallas, para mantener a pájaros e insectos fuera de la zona de cultivo. Eliminar las partes de las plantas infectadas también forma parte de las estrategias de control físico, y pueden ayudar a reducir la expansión de las enfermedades.

Control biológico

El control biológico trata con el uso de enemigos naturales –predadores, parásitos, patógenos y competidores- para controlar a las plagas y los daños que estas producen, ya que es un hecho que tanto los invertebrados, patógenos de las plantas, nematodos y malas hierbas, como los vertebrados, todos ellos tienen numerosos enemigos naturales.

A los enemigos naturales de las plagas de insectos se les conoce como insectos benéficos o agentes de control biológico, y entre ellos se encuentran depredadores, parasitoides y patógenos. Los agentes de control biológico de enfermedades de las plantas son comúnmente conocidos como antagonistas, y los de control de las malas hierbas incluyen a depredadores de semillas, herbívoros y patógenos de las plantas. Algunos insectos benéficos son criados específicamente para luego soltarlos en las cosechas y que las infecten, combatiendo así la plaga, pero otros aparecen en ellas de forma natural. No todos los tipos de insectos benéficos pueden ser criados ni, por lo tanto, comprados para ser aplicados en las cosechas.

Control químico

El control químico es el uso de pesticidas. En el CIP, los pesticidas únicamente son utilizados cuando es absolutamente necesario, y en combinación con otros métodos para lograr un control más efectivo a largo plazo. Además, los pesticidas son seleccionados y aplicados de tal forma que se minimice al máximo el posible daño que pueda causar al ser humano y al medioambiente. Con el CIP solo utilizarás el pesticida que mejor haga el trabajo y más asegure el bienestar de otros organismos, así como el de la calidad del suelo, el agua y el aire; utiliza pesticidas en las estaciones de cebo en lugar de aerosoles, o rocía con espray algunas de malas hierbas en lugar de toda el área de cultivo.

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Control Integrado de Plagas (CIP)
Xenopsylla cheopis. La pulga de la rata oriental o pulga tropical de las ratas es la principal causante de las mayores epidemias en Asia, África y Sudamérica.

Estas son las bases del Control Integrado de Plagas, el arte del manejo de las plagas. La idea es utilizar tantos medios de control no tóxicos como sea posible durante la monitorización de las poblaciones de las plagas, su establecimiento y sus niveles de actividad antes de pasar al siguiente nivel de control. Estos niveles marcan el punto en el que la acción debe tener lugar para evitar que las pérdidas económicas pasen de ser aceptables. Siempre se debe contar con algunas pérdidas en el plan de producción, pero, mediante el empleo de estas técnicas, estas se pueden mantener al mínimo, y la necesidad de recurrir a remedios tóxicos reducida a casos de verdadera necesidad.