Cuando nos dicen que nuestras plantas están sufriendo una plaga de ácaros, enseguida nos viene a la mente la temida araña roja (Tetranychus urticae). La araña roja es una plaga muy común en nuestros cultivos y quien mas o quien menos ha sufrido sus ataques. Sin embargo, hará unos pocos años se está registrando la presencia de otro ácaro fitófago mucho más destructivo y más difícil de detectar cuyo nombre científico es Polyphagotarsonemus latus.
Los cultivadores han bautizado muy acertadamente a este ácaro con el nombre común de micro-ácaro, ya que, a diferencia de la araña roja, este ácaro no puede verse o distinguirse a simple vista, haciéndose necesario el uso de una lupa de bastantes aumentos para conseguir verlos. Otros nombres comunes para este ácaro son araña blanca, ácaro amarillo o en inglés “broad mite”. Tengamos en cuenta que este ácaro tiene un tamaño menor a 0.2 mm, mientras que una araña roja mide unos 0.5 mm, es decir, más del doble que el microácaro.
Además, el microácaro no produce ningún tipo de tela, la cual sirve muchas veces de señal para darnos cuenta de que tenemos araña roja. Incluso con una herramienta adecuada es muy difícil conseguir verlos, ya que se mueven muy rápido. El color de este pequeño ácaro está entre el blanco translúcido y el amarillento, pudiendo tener en ocasiones otras tonalidades.
Si nuestra lupa tiene los aumentos suficientes podremos distinguir sus huevos, los cuales tienen una forma muy característica que permite identificar a este ácaro. Estos huevos son ovalados con unas protuberancias circulares concéntricas en su superficie y están fuertemente adheridos a las hojas. Otra característica es que el adulto presenta una banda oscura transversal dorsal que se ensancha en uno de sus extremos.
Ciclo biológico
En 2 o 3 días, emergen de los huevos las larvas. Estas larvas se caracterizan por tener, al igual que la larva de araña roja, tres pares de patas en lugar de cuatro pares. Después de sufrir unas tres mudas, se convierten en ninfas y después en adultos habiendo adultos machos y adultos hembra.
Síntomas en las plantas
El microácaro se encuentra principalmente en las partes jóvenes teniendo especial preferencia por los ápices. De hecho, los machos transportan ninfas hembras hasta los brotes tiernos, lugar donde las depositan y con las que se aparean nada mas son adultas, de modo que la hembra y las larvas que nazcan se empezarán a alimentar de estos brotes. La zona de la hoja en la que se suelen desarrollar es en el envés, por lo que los síntomas son un abarquillamiento de las hojas hacia abajo. Este síntoma puede llegar a confundirse con un exceso de nitrógeno, aunque en los ataques de microácaro también se pueden apreciar unas protuberancias en la superficie de las hojas así como zonas necróticas o de color marrón oscuro y flores deformadas.
Uno de los daños directos son las propias heridas que causa en la planta cuando se alimenta, sin embargo, el principal daño es debido a que el microácaro secreta sustancias toxicas que provocan necrosis y otros desordenes fisiológicos. Estas sustancias toxicas permanecen varios días en los tejidos, por lo que los síntomas de una planta atacada se prolongaran un tiempo incluso aunque hayamos erradicado hasta el ultimo ácaro.
Por esto es mejor prevenir y evitar al máximo que la infección se de en floración, ya que aunque consigamos eliminarnos, el tiempo que la planta seguirá enferma será muy largo y los días que se perderán de floración será imposible recuperarlos. A todo esto debemos añadir la deformación de flores y la perdida de los brotes nuevos.
¿Como llega a los cultivos?
Este ácaro no es especifico de una sola especie sino que se alimenta de varias plantas tanto de uso hortícola, como pimientos o melones, ornamental (por ejemplo camelias) así como de cultivos leñosos de cítricos, vid y muchas otras.
Una de las vías mas comunes de dispersión es a través del aire favorecidos por el viento, desde el jardín, balcón o huerto más cercano y como no, transportados por el humano (por ejemplo, mediante el roce con una planta infectada en un parque y la posterior visita al cuarto de cultivo).
Sin embargo se ha demostrado que estos ácaros también se aprovechan de otros insectos alados para su dispersión. Estas otras plagas son los pulgones alados, los thrips (Frankliniella occidentalis) y principalmente las moscas blancas (Bemisia tabaci y Trialeurodes vaporariorum). Cuando una misma planta se encuentra infectada de microácaro y a la vez de, por ejemplo, mosca blanca, el microácaro se aferra a las patas de la mosca la cual utiliza para dispersarse a otras plantas. Por lo tanto, es muy importante mantener nuestros cultivos libres de estas tres plagas (pulgón, mosca blanca y thrip), ya que es probable que nos infecten también de microácaro.
En estudios realizados con plantas hortícolas, se llegaron a contabilizar una media de 17 microácaros por cada mosca blanca. Solo las hembras adultas de microácaro utilizan esta estrategia de dispersión, algo lógico ya que son las que se encargarán de propagarse poniendo huevos en la siguiente planta.
De las tres posibles plagas transportadoras, la mas importante es la mosca blanca ya que la cantidad de ácaros transportados por pulgón y thrip son insignificantes comparados con los aferrados a la mosca.
Una característica importante es que este ácaro no puede sobrevivir sin una planta viva, por lo que la destrucción de toda planta infectada, sea del tipo que sea, es el primer paso para una buena prevención futura.
Condiciones ambientales
Este ácaro no soporta las temperaturas muy altas, siendo la máxima para la puesta de huevos de unos 33ºC. Además, al contrario que con la araña roja, la combinación de altas temperaturas y de ambiente seco es letal para el microácaro. A 30º y un 30% de humedad relativa, las ninfas y los huevos de P.latus no se desarrollan. En ambientes de temperaturas suaves y humedades relativas altas, condiciones típicas de muchos invernaderos, el microácaro se reproduce con rapidez. De la misma forma, temperaturas inferiores a los 14º dificultan el desarrollo de los huevos y por lo tanto de la plaga. Por lo tanto, en cultivos de exterior, la incidencia de esta plaga sera menor en los meses de invierno y verano en aquellas zonas de temperaturas extremas.
Mecanismos de control
La prevención es como siempre el mejor aliado contra esta plaga. Si estamos en una zona en la que hay constancia de la presencia de microácaro (por comentarios con otros cultivadores, presencia de invernaderos con cultivos de solanáceas u ornamental...), deberemos de tener especial cuidado en evitar al máximo que se introduzcan en nuestros cultivos otras plagas como thrips, moscas blancas y pulgones ya que como hemos dicho, son posibles portadores de microácaro. Las cintas amarillas y azules nos servirán para monitorizar la presencia de estas plagas. En cuanto detectemos en alguna cinta alguno de estos individuos, procederemos a efectuar tratamientos preventivos con algún producto ecológico efectivo contra la plaga que tenemos pegada en nuestras cintas y contra ácaros.
Si decidimos utilizar lucha biológica, el ácaro depredador Amblyseius californicus, se alimenta no solo de araña roja sino de otros ácaros como el P. latus. Tenemos que tener muy en cuenta que si introducimos este ácaro depredador a modo preventivo, si no encuentra ácaros de los que alimentarse, difícilmente se establecerá en nuestras plantas ya que al no haber alimento abandonara la planta en la que está para buscar otras donde lo haya.
El A. californicus es capaz de alimentarse también de polen, producto que difícilmente encontramos en nuestras plantaciones. Por lo tanto, para mantener el efecto protector de este ácaro y evitar que se vaya de nuestro cultivo, debemos de cultivar cerca de nuestras plantas otros vegetales con flor que sirvan como reservorio de estos ácaros beneficiosos. La fresa, el Ricinus comunis L., la gerbera (una margarita) entre otras muchas, aportan mediante sus flores el polen que servirá de alimento a los A. californicus. Deberemos de colocarlas cerca de nuestras plantas para que el A. californicus pueda desplazarse fácilmente de las plantas reservorio a las del cultivo.
Otra ventaja de utilizar estas plantas reservorio es que en caso de realizar tratamientos insecticidas o acaricidas en nuestra plantación y evitando el contacto del fitosanitario con las plantas reservorio, tendremos siempre una cantidad viva de depredadores que nos ayudaran a controlar mejor la plaga.
A modo curativo también podemos utilizar estos depredadores u otros tratamientos acaricidas, pero recordemos que debido a que los síntomas permanecen un tiempo y a que los brotes y flores se suelen deformar o necrosar, solo son recomendables en casos en los que queremos salvar a esa planta por ser irreemplazable (plantas madre) o estar en crecimiento ya que si el ataque es muy severo y la planta está en floración avanzada, la mejor opción suele ser destruir las plantas infectadas y empezar de nuevo utilizando todas las estrategias preventivas que podamos.