Se dice que si estallase una guerra y escasease la comida el calabacín podría ser nuestra salvación, porque su cultivo es fácil y porque es unos de las verduras de crecimiento más rápido del mundo. Si a esto le añadimos los beneficios que aporta a la salud no es difícil ver que pudiese resultar de tanta ayuda en un momento de aprieto.

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Cultívalo tú mismo: Calabacines

El calabacín es el coche de carreras del mundo de los vegetales, porque su planta es de crecimiento realmente rápido, siembra hoy y podrás recolectar en 45-55 días. Una verdura realmente prolífica que es recolectada por sacos y con la que se hace pan, guisos o calabacín a la parrilla, entre otros, y que incluso es utilizada como bate de beisbol, porque algunos recolectores acaban no teniendo ni idea de qué hacer con la ingente cantidad de calabacines que resultan de sus extraordinarias cosechas.

Verdura fruta

El nombre científico del calabacín es Cucurbita pepo, y es un miembro de la misma familia que los pepinos y los melones. Los habitantes de Centroamérica y Sudamérica han estado comiendo calabacín durante varios cientos de años, pero el que conocemos hoy en día es una variedad de la calabaza de verano desarrollada en Italia.

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Una flor de calabacín; ¡un manjar comestible!

En Norteamérica son llamados 'zucchini', palabra que proviene del término italiano 'zucchino' que significa calabaza pequeña. Cristobal Colón trajo las semillas al Mediterráneo y a África. Los franceses despreciaron el calabacín durante mucho tiempo, hasta que los chefs se dieron cuenta de que los calabacines más pequeños, conocidos como calabacines mini, eran menos insípidos y acuosos. Y es que los calabacines son, en realidad, una fruta, aunque la mayoría de la gente piense en ellos como verduras, algo que ocurre con otros vegetales tipo fruta como el tomate, el pepino y las calabazas. Pero nada de esto le importa al calabacín, que siempre está demasiado ocupado creciendo.

Su popularidad en la cocina occidental es, en realidad, bastante reciente. Hace menos de 30 años, a los calabacines se les conocía como la calabaza verde italiana y no todo el mundo era consciente de su existencia. Hoy en día, no es solo que todo el mundo los conozca, sino que es uno de los cultivos preferidos por los horticultores. Pero, a pesar de su sorprendente capacidad innata para crecer tan rápidamente, su popularidad es debida, en su mayor parte, a su versatilidad en la cocina, ya que pueden ser utilizados verdura a la misma vez que como ingrediente en panes y postres.

Super saludables

  • Se podría decir que el calabacín no es precisamente malo para la salud, ya que es un vegetal bajo en calorías, con solo 17 calorías por 100 gr, no contiene grasas saturadas ni colesterol, su piel es una buena fuente de fibra dietética que ayuda a paliar el estreñimiento y ofrece algo de protección contra el cáncer de colon.
  • Además, los calabacines contienen una capacidad antioxidante en Equivalentes Trolox de 180 por cada 100 gr.
  • Y, por si lo anterior fuera poco, le añadiremos que los calabacines son ricos en flavonoides polifenoles antioxidantes como carotenos, luteína y zeaxantina. Estos compuestos ayudan a neutralizar los dañinos radicales libres del oxígeno y especies reactivas de oxígeno del cuerpo, ayudando contra el envejecimiento y varios procesos propios de enfermedades.
  • Pero aun no acabamos, porque los calabacines también son una buena fuente de potasio, incluso mejores que los plátanos. El potasio es un electrolito bueno para el corazón que reduce la presión arterial y el ritmo cardíaco al contrarrestar los efectos del sodio en nuestra presión arterial.
  • Por último, no hay que olvidar que los calabacines frescos son ricos en vitamina A. Además contienen niveles moderados de vitaminas B complejas como la tiamina, piridoxina y riboflavina y minerales como hierro, manganeso, fósforo y zinc.

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El cultivo de los calabacines es muy fácil, quizás lo sea demasiado. Solo hay que sembrar las semillas en filas o colinas de una profundidad aproximada de 2,5 cm. El espacio entre estas filas dependerá de la variedad que cultives. Si cultivas en colinas, siembra 4-5 por colina y, cuando hayan germinado, mantén solo las 2-3 mejores plantas. Riega el primer día y, si no llueve, hazlo de nuevo cada 3 días hasta que germinen. A los calabacines les encanta el suelo bien drenado, pero crecerán en casi cualquier suelo.

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Este es un calabacín blanco, una versiona más grande del calabacín.

Nosotros nos reímos ante la idea de añadir fertilizante a un vegetal con ese poder de crecimiento, pero lo cierto es que algunos suelos tienen carencia de nutrientes. Si tu suelo es pobre o la cosecha del año anterior dejó que desear, le podría venir bien que abonases entre las líneas o utilizases fertilizante, ya que un aporte frecuente de fertilizante mejorará la salud de la planta y el tamaño de la cosecha significativamente.

Otro dato que debes tener en cuenta es que aunque una planta pueda dar frutos hasta la primera helada de otoño, la mayoría pierden su vigor antes, caen presas de enfermedades o plagas de insectos o incluso se pueden desplegar por tu huerto con solo la punta produciendo nuevos frutos, y por ello te recomendamos que realices una segunda siembra aproximadamente a principios de julio. Esta segunda cosecha será más vigorosa y productiva en la segunda mitad del año que la de las plantas que hayan sido plantadas en la primera.

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Plantar calabacines es fácil: siembra las semillas en hileras o filas, alrededor de 2,5 cm de profundidad. Planta cuatro o cinco y después de que hayan germinado, mantén las mejores dos o tres plantas de calabacín.

La recolecta

Los calabacines estarán listos para la recolecta durante la primavera y el verano. El mejor tamaño para recogerlos es con 10-13 cm de longitud y 3,5-5 cm de diámetro. Evita que maduren demasiado alcanzando mayores proporciones o a aquellos con la piel picada, blandengues o de textura esponjosa. Evita también los que tengan las puntas suaves y arrugadas ya que es signo de deshidratación y madurez extrema.

Una vez recogidos, colócalos en bolsas de plástico y almacénalos en el cajón de las verduras del frigorífico, con la humedad adecuada. Suelen durar entre 2-3 días.

Las flores del calabacín son también una delicia comestible y suelen ser recogidas por la mañana, cuando aun están frescas y blandas. Para prepararlas, ábrelas e inspecciónalas por si tienen insectos y quítale los cálices.

A la sartén

Lava los calabacines bien con agua fría justo antes de cocinarlos. Corta las cabezas y la bases pero no los peles, ya que su piel es comestible. Aunque sean sensibles al frío en primavera y otoño, así como a los insectos y enfermedades, se las arreglan igualmente bien para producir cosechas copiosas. Si estás planeando cultivarlos asegúrate de incluir en tus planes lo que vas a hacer con la gran cosecha que vas a conseguir y asegúrate de que sea un buen plan, como por ejemplo alimentar a toda la vecindad.

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Foto cortesía de Paul Sullivan.

Receta rápida: ensalada de calabacines marinados y calabacines mini amarillos

Puedes hacer esta colorida ensalada tan rápidamente como van a crecer tus calabacines. Estará lista en 15 minutos y tendrás un buen aporte de vitamina A de la albahaca fresca. Consejo: haz las tiras a lo largo en lugar de a lo ancho para que te queden unos bonitos lazos de calabacín amarillos y verdes.

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Lo que necesitas:

  • 1/2 taza de vinagre de sidra
  • 4 cucharaditas de azúcar
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 3 calabacines (aproximadamente 750 gr)
  • 2 calabacines mini amarillos (aproximadamente 300 gr)
  • 1 diente de ajo pelado
  • 1/2 raza repleta de hojas de albahaca frescas
  • 1 cucharada de zumo de limón recién exprimido
  • 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
  • 300 gr de mozzarella semidesnatada cortada en taquitos.

ezcla el vinagre, el azúcar y ¼ de cucharadita de sal hasta que se disuelva el azúcar. Córtale las puntas a los calabacines y calabacines mini y hazlos láminas finitas. Añade la mezcla de vinagre y cúbrelo durante dos horas o déjalo por la noche.

Hierve agua en una sartén pequeña y añade el ajo. Sácalo con una cuchara colador después de 1 minuto, enjuágalo en agua fría y apártalo. Añade la albahaca al agua hirviendo, pero sácala inmediatamente y enjuágala con agua fría. Reserva una cucharada del agua que ha quedado en la sartén. Pon el ajo y la albahaca en una batidora y añade el limón, el aceite de oliva, la cucharada de agua que habías reservado y el resto de azúcar que no habías utilizado y bate la mezcla a conciencia.

Escurre las láminas de calabacín y divídelas en 4 platos. Añádele los taquitos de mozzarella y salpícalo todo con aceite de albahaca. Ahora tómate tu tiempo para disfrutarlo, que no todo tiene que ir tan rápido como los calabacines.

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