Las guindillas provienen de América Central y del Sur. Los incas y aztecas comenzaron a cultivarlas allá por el 7.000 a.C., pero los europeos no entraron en contacto con ellas hasta que Cristóbal Colón llevó a cabo el descubrimiento de América. Desde entonces se han registrado 3.000 nuevas especies, cada una con sus particularidades, de las cuales cinco son vastamente cultivadas: Capsicum annuum, Capsicum chinense, Capsicum baccatum, Capsicum frutescens y Capsicum pubescens. La India es la mayor productora de guindillas en la actualidad.
Las guindillas pueden ser cosechadas del mismo modo que el pimiento dulce. Las verdes, que son las que aun no han madurado, pueden ser utilizadas para cocinar, y las rojas, que ya han madurado, son las que te darán el sabor picante. Puedes consumirlas frescas o desecadas. Cuando las pongas a secar, hazlo en un lugar seco y cálido, como puede ser el poyete de una ventana, y cuando estén quebradizas ya las tendrás listos. Una vez secas pueden ser conservadas durante un año. También se las puede conservar congelándolas.
Cuando se cocina con guindillas hay que tomar algunas precauciones para evitar irritaciones en las manos o en los ojos. Lo mejor es quitarles las semillas, pero cuidado con las manos al hacerlo porque es fácil que te las quemes. Evita también el contacto con los ojos porque puede ser muy doloroso. Las guindillas se pueden comer cocinadas o crudas, según prefieras. Hazte una ensalada, una salsa o una sopa y ¡a disfrutar!
Las guindillas también son buenas para tu salud, ya que pueden curar una tos, aliviar un dolor de muelas y ayudar en caso de indigestión. ¡También son ideales para eliminar la resaca! La salsa de chili con ajo puede funcionar como analgésico.
Hay guindillas de muchos tamaños, entre 2,5-15 cm. También pueden ser de diferentes colores: amarillo, naranja, rojo, verde, morado y marrón. No todas las variedades de guindillas son fáciles de cultivar, así que si lo que buscas es resultados rápidos puede que el cultivo de guindillas no sea lo tuyo. Para obtener semillas para el cultivo coge las semillas de las propias guindillas que consumas, sumérgelas en agua y deshazte de todas las que floten ya que, probablemente, esas no germinarán. Las guindillas necesitan temperaturas altas (por encima de los 25ºC), noches suaves y mucha luz, también les gusta crecer en suelos ligeros y hay que fertilizarlas con frecuencia. Si no quieres que diferentes variedades se polinicen las unas a las otras puedes cubrir el capullo de la flor con una bolsa de té vacía antes de que abra y, una vez la flor se haya convertido en fruto, podrás retirar la bolsa de té.
La guindillas están repletas de vitaminas. Una guindilla fresca de tamaño medio contiene tanta vitamina C como 6 naranjas. Una cucharadita de polvo de guindillas secas contiene la dosis diaria recomendada de vitamina A. Las guindillas queman calorías al desatar un proceso termodinámico de quema de grasa en el cuerpo que acelera tu metabolismo. Las guindillas no están calientes en realidad, pero al comerlas se activan los receptores localizados en la boca, nariz y estómago que le dicen al cerebro que estás comiendo algo caliente, por lo que este tratará de empapar tu cuerpo con agua y es por ello que comenzarás a sudar, tu nariz a gotear y tus ojos a llorar. Los festivales de guindillas tienen lugar en todo el mundo y, por norma general, incluyen competiciones de comer guindillas. A los amantes de las guindillas también se les conoce como Chiliheads. En Samoa, la guindilla es uno de los ingredientes de Kava, una loción de amor para la virilidad.
Como ya sabrás, el “calor” de las guindillas se mide con la escala de unidades Scoville (SHU). Esta escala mide la cantidad de capsaicina presente en la guindilla, que es la responsable de la ardiente sensación que se produce en tu boca y/o estómago. La medida es 1 parte de capsaicina por 1.000.000 gotas de agua (alrededor de 1 gr por cada 700 litros de agua). Esto equivaldría a 1.5 SHU.